A considerar

Como resumen de los consejos que ya se han dado, a continuación siguen algunas de las causas más frecuentes de exclusión en una entrevista. No están todas, pero pueden ser de gran ayuda para reflexionar sobre los aspectos que más se valoran en las entrevistas y los que más pueden perjudicar.

• La falta de coherencia, ya sea porque se entra en contradicción en las diferentes respuestas o bien entre las respuestas y la información previa del aspirante
• La falta de orden o de estructuración verbal a la hora de expresar la respuesta.
• Anticiparse a las preguntas del entrevistador, es decir, tener la entrevista aprendida de memoria, con lo cual no se dan respuestas a las preguntas, sino que se expresan tópicos.
• Expresar opiniones personales contrarias al lugar o a la infraestructura de la institución para la que se esta realizando la entrevista.
• No saber qué decir o qué contestar a diversas preguntas.
• Contradecir reiteradamente al entrevistador.
• Excesivo nerviosismo.
• Dar respuestas evasivas a las preguntas hechas.
• No parar de hablar ni un minuto, de forma que el interlocutor no pueda intervenir, ya que denota la poca capacidad de observación y empatía.
• Mostrar una gran agresividad con el entrevistador.
• Parecer mudo, no decir apenas nada o contestar con monosílabos. Aunque sea conveniente no extenderse demasiado en las respuestas, tampoco lo es la brevedad de un SÍ o un No.

Se ha de recordar que tampoco debe uno comportarse con gran atrevimiento, tocando los objetos que hay alrededor, o llevándose una revista de la sala de espera.

Si uno se siente triste y deprimido, aunque la causa sea muy justificada, no se lo ha de contar al entrevistador; este tipo de detalles no le interesan. Se han de quitar importancia a los problemas.

Por último, recordar que tampoco es conveniente hablar mal de los antiguos compañeros ni superiores.

Por tanto, se ha de procurar ser uno mismo. Cada cual es de un modo distinto y se ha de gustar por lo que uno es y no por lo que la gente quiere que uno sea.